Liberación de animales por tierra, mar y aire

por | abr 10, 2016 | Noticias

¿Es posible condensar tres grandes historias en una sola noticia? … Pues se nos antoja una misión poco menos que imposible, pero vamos a intentarlo. Porque poco a poco se nos echa encima la primavera y eso en GREFA sólo puede significar una cosa: todos los departamentos nos ponemos en pie de guerra preparándonos para recibir la “lluvia de animales” que sabemos que se nos avecina. Eso a su vez da lugar a un mayor número de liberaciones, así que en el Equipo de Apadrinamientos hemos tenido que emplearnos a fondo estos días en todos los frentes: el terrestre, el acuático y el aéreo.

Por tierra: liberamos con su madrina al turón Penique

El primer protagonista de esta noticia ingresó en GREFA el 3 de febrero, después de que fuese recogido en las inmediaciones de Madrid Río, trasladado a una protectora de animales domésticos y de allí llevado a la clínica veterinaria Los Sauces. Esto fue así porque en un primer momento fue confundido por quienes lo recogieron con un hurón (especie doméstica), pero los veterinarios de Los Sauces se dieron cuenta de la equivocación y comprobaron que se trataba en realidad de un turón (especie salvaje).

Así que dieron aviso al Equipo de Rescate de GREFA y derivaron al animal a nuestro Hospital de Fauna Silvestre, donde nos hicimos cargo de él. Enseguida se le hizo la exploración clínica y pudimos comprobar que el pronóstico era grave, con serias dudas respecto a su posible recuperación. Presentaba debilidad, depresión, alteración de la estructura renal, inflamación y lesiones en diversas zonas de su anatomía, y afectación de una de las vértebras lumbares.

Se ponía en marcha entonces el complejo y costoso engranaje para tratar de rehabilitarlo, incluyendo como parte de ese proceso una extensa batería de pruebas (hematología, parasitología, radiografías, ecografías, exploraciones específicas, etc.), complementado todo ello con la medicación y los tratamientos que nuestro peludo amigo iba necesitando.

Al mismo tiempo se activaba la búsqueda de padrino (en este caso madrina). Virginia, la protagonista humana de esta historia, era ya toda una experta en esas lides porque lo fue anteriormente de varios de nuestros animales, pero hasta ahora siempre había apadrinado aves y por una vez quiso ser también madrina de un mamífero. El nombre que eligió para el turón fue Penique, que nos hemos enterado que así es como se llamaba un gato que tuvo hace años … Y es que ya se sabe que para muchos de nosotros las mascotas son parte de nuestra familia y que cuando se van nos dejan una huella que nunca se olvida.

A mediados de marzo el trabajo de nuestros equipos había dado los mejores resultados y Penique estaba en plena forma para pasear de nuevo su precioso pelaje y su escurridiza figura por alguno de nuestros bosques. Así que buscamos para él un paraje idílico y allí su madrina Virginia le hizo el mejor regalo que le hayan hecho nunca a este turón: su libertad.

Por mar: liberamos cinco gaviotas sombrías

Hablar de mar es mucho decir cuando nos encontramos a 300 kilómetros del más cercano, que ya se encargaba la canción de recordarnos aquello de “vaya, vaya, aquí no hay playa”, pero para la suelta de nuestras gaviotas elegimos lo más parecido al mundo marino que podamos encontrar en la Comunidad de Madrid: un gran embalse, concretamente el de Valmayor.

iberación de cinco gaviotas sombíias

Liberación de cinco gaviotas sombíias

En las primeras semanas de 2016 nos había ingresado un número considerable de gaviotas, afectadas al parecer por un brote de botulismo que les provocaba una gran debilidad con episodios de diarrea y que daba lugar a que a menudo apareciesen postradas. Hubo algunas por las que nada pudimos hacer, porque ingresaron ya sin vida o llegaron con su estado de salud comprometido de manera demasiado grave debido a la intoxicación, pero otras sin embargo sí que pudimos salvarlas a base de mucho trabajo y dedicación.

Ahora que esas gaviotas tenían ya sus fuerzas plenamente restablecidas y que comprobamos que volaban con normalidad en nuestra instalación de aves acuáticas, había llegado el momento de darles alas para que recorriesen mundo otra vez. El 18 de marzo era el día elegido para la suelta de la pareja de gaviotas que Juan Miguel tenía apadrinadas, pero como finalmente él no iba a poder asistir nos pidió que las liberásemos nosotros mismos. Así que montamos una caravana formada por personal y voluntarios de GREFA y casi una veintena de personas nos fuimos a celebrar el momento en que recuperaba su libertad esa pareja junto a otras tres compañeras más. En el lugar de liberación pudimos además contemplar milano negro, cormorán grande, zampullín cuellirrojo, ánade real, otras gaviotas … toda una fiesta de la fauna salvaje de la que disfrutamos a tope quienes somos amantes de ella.

Por aire: liberamos con sus padrinos al águila calzada Sam

No nos cansaremos de decir que todos y cada uno de nuestros padrinos se merecen un monumento, pero el de María, Raúl y Dani (y un cuarto miembro de la familia que está en camino) es ya un caso extremo. También su animal apadrinado, un águila calzada a la que llamaron Sam, se sale bastante de lo común.

 Liberación del águila calzada Sam con sus padrinos

Liberación del águila calzada Sam con sus padrinos

Empecemos por Sam: ingresó el 1 de septiembre de 2015 habiendo sido disparada (esto no forma parte de lo atípico de su historia sino que por desgracia es algo demasiado habitual), y como consecuencia de ese disparo tenía alojado un pedigón en la zona de cúbito-radio del ala izquierda que le había provocado una fractura cerrada. Lo original del caso es el lugar donde terminó yendo a parar, que no fue otro que ¡el Parque del Retiro de Madrid! Probablemente el disparo lo recibió en algún lugar a las afueras de la capital y el animal siguió volando como pudo hasta que sus heridas le hicieron caer en pleno centro de Madrid, donde fue rescatada por Agentes de Parques y Jardines de la ciudad.

El ingreso de este águila presentaba dos grandes dificultades: por un lado la propia gravedad del pronóstico, y por otra parte el hecho de que a esas alturas del año se iba a perder irremediablemente la migración de su especie hacia tierras africanas. En cuanto a lo primero tuvo que ser sometida de inmediato a cirugía el mismo día de su ingreso para reducirle la fractura. Luego vendría un larguísimo rosario de curas, masajes postoperatorios, laserterapia para osificación y abundante medicación. Costó; costó muchísimo. Pero al final todo ello dio sus frutos y dos meses y medio más tarde podíamos darle por fin el alta en enfermería para pasarla al área de rehabilitación. Allí a ella y a sus rehabilitadores aún les quedaba mucho trabajo por hacer, hasta que pasados otros cuatro meses y medio, y en pleno regreso del resto de águilas calzadas de su migración anual, Sam iba poder volver a reunirse con ellas.

Para ese momento único iba a contar con la compañía de Raúl, su padrino, junto al resto de su familia. Ha llegado pues el momento de hablar de ellos, dado que Raúl y María (embarazada de siete meses) junto a su hijo Dani (de sólo 2 años) hicieron el viaje nada menos que desde Castellón, donde viven, hasta Madrid con el único fin de asistir a la liberación de Sam. Tres días de sus vacaciones empleados en ello: el lunes 28 de marzo viaje de más de 400 kilómetros, el martes dedicado a GREFA y a asistir al momento cumbre de la suelta de su “ahijada”, y el miércoles de nuevo carretera y manta para volver a su casa en Castellón. No somos capaces de encontrar la manera de agradecer gestos como estos. ¡¡Chapeau por nuestros padrinos!!